miércoles, 17 de agosto de 2011

ENCUENTRO ENTRE LAS PEÑAS

¡Hala, vamos de excursión! Buenoooo, a verrrrr, sí, iremos, siempre son sorprendentes y maravillosas esas pequeñas aldeas.


¡Menudas carreteritas y qué vértigo!. Despacio por favor, pita, pita que esa curva es muy cerrada…, ¡ay!, qué susto, ¡recontra! qué estrecho es el camino.

Uffff, qué veo…, pero ehhhhh ¿cómo puede existir tamaña belleza?. Impresionante, ¡mira, mira esooooo!... Madreeeee, todo esto tan cerca y tan abandonado que lo tenemos

Creo que ya llegamos…

Tirando de la carretilla llena de fabines y cebollas de su huerta, con la pila de años a cuestas dibujando arrugas en su rostro, el paso firme, la sonrisa diáfana, amable, dicharachera. Ahí va, ahí vive ¡en su pueblo de toda la vida!. El texu milenario la vio crecer, y sufrió cuando hace un porrón de años un fuego maldito casi acaba con el viejo roble que acompañó todos sus días de escuela. En tan alto y fascinante paisaje trascurre su vida.

La miro, la vuelvo a mirar, la admiro…, yo también querría tirar de su carretilla y compartir su puchero… ¿Y después? ¡Señora! Vamos a pasear y cuénteme el paso del tiempo. ¡Señora! ¿Cómo se ama en estos valles? Entre hórreos, paneras, árboles gigantescos…cuántos rincones, cuántos testigos vivos de sus emociones. Señora ¡qué agradable ha sido conocerla!.

Y pienso yo que el dolor, el hambre, la pobreza, la violencia, la humillación…, no tienen sitio en lugares así. ¡Vaya, qué tontería!. Se llenarían y… ¿entonces?.

La calma inunda las calles, el paisaje me emboba y la cámara de fotos no da tregua, como si quisiera empaparse de este espacio y este tiempo para poder recuperarlos y sentirlos en otros momentos…


No hay comentarios: